En el mundo existen muchos oradores que asombran por su elocuencia, más son pocas las personas que saben escuchar.
Saber escuchar es muy difícil, pocas son de verdad las personas que de verdad saben escuchar.
CUANDO HABLA EL MAESTRO, la maestra, el conferencista, el auditorio parece estar muy atento, como siguiendo en detalles cada palabra del orador, todo da la idea de que están escuchando, de que se hallan en estado de alerta, más en el fondo psicológico de cada individuo hay un secretario que traduce cada palabra del orador.
ESTE SECRETARIO ES EL YO, EL MI MISMO, EL SI MISMO. El trabajo de dicho secretario consiste en mal interpretar, mal traducir las palabras del orador.