|
Observación, juicio y Ejecución, son los tres factores
básicos de la disolución. Primero: se
observa. Segundo: se enjuicia. Tercero: se ejecuta. A los espías en la
guerra, primero se les observa; segundo se les enjuicia; Tercero se le fusila.
En la inter-relación existe
auto-descubrimiento y auto-revelación.
Quien renuncia a la convivencia con sus semejantes, renuncia también al
auto-descubrimiento.
Cualquier incidente de la vida por
insignificante que parezca, indubitablemente tiene por causa un actor íntimo en
nosotros, un agregado psíquico, un «Yo».
El auto-descubrimiento es posible
cuando nos encontramos en estado de alerta percepción, alerta novedad.
«Yo» descubierto in fraganti, debe ser observado cuidadosamente en
nuestro cerebro, corazón y sexo.
Un «Yo» cualquiera de lujuria
podría manifestarse en el corazón como amor, en el cerebro como un ideal, más
al poner atención al sexo, sentiríamos cierta excitación morbosa inconfundible.
El enjuiciamiento de cualquier «Yo»
debe ser definitivo. Necesitamos sentarle en el banquillo de los acusados y
juzgarle despiadadamente.
Cualquier evasiva, justificación,
consideración, debe ser eliminada, si es que en verdad queremos hacernos
conscientes del «Yo» que anhelamos extirpar de nuestra psiquis.