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domingo, 3 de octubre de 2010

EL MATRIMONIO

Esta es la unión, como dijera Víctor Hugo, de dos almas, una que ama mas y otra que ama mejor.

Que lindo sería que los hombres y las mujeres de esta época comprendiéramos a fondo el hondo significado  de la palabra "Hombre" y la palabra "Mujer".

Con mucha razón alguien escribe diciendo:

"El Hombre es una creación de Dios y la Mujer una inspiración del Hombre".

Son muchos los errores que esta época se cometen por puros formalismos que nada tienen que ver con el Amor; hoy en día cada persona tiene una idea fija de como debe ser la persona que va a elegir para compartir la vida con ella, o sea que ya tiene un patrón establecido en su mente y en sus sentimientos. Esto, claro está, está condicionado, muchas veces, por las padres, por los hermanos, por la sociedad.


En esto de elegir la pareja juega un papel de vital importancia, para muchos, la parte intelectual, el nivel social, sin comprender que en el amor nada tiene que ver ninguno de estos formalismos. El amor es un niño inocente que no tiene ninguna aspiración, no tiene codicia, no tiene orgullo y, como dijera un gran sabio, no conoce eso de chequera; él simplemente se concreta a conciliar los sentimientos, la mente y la conciencia de aquellas personas que con sinceridad se aman y no cambian esa primogenitura por un plato de lentejas.

El amor obra tantos prodigios que es capaz de mantener a esa pareja unidos en pensamientos y en sentimientos, a condición de que se mantengan fieles y firmes a una promesa que se hicieron, que se suponen lo han hecho con conciencia y con amor.

Cuando un matrimonio se realiza por formalismos, por chequeras y por conveniencias materiales, no conducen a nada y el fracaso es evidente y, lo peor de todo, es que esto no viene siendo un fracaso solo para un hombre y una mujer, sino también para unos hijos que, por lógica, esperan ver a sus padres como un ejemplo y unidos por siempre por los lazos del amor.

Hombres y mujeres que aspiran a casarse, no lo hagan por llenar un requisito. háganlo por amor y así ese hogar que se va a formar tendrá siempre la fragancia de la sinceridad, de amor y comprensión, y no serán fracasos y frustraciones futuras, ni para los padres, ni para los hijos que vienen al mundo a ser hombres y mujeres de un mañana. que todos aspiramos sea mejor.

Un hombre cuando ama a su esposa no la compara con nadie, porque si lo hace, la mente y el Yo siempre encontrarán otra mejor.

La mujer que compara a su esposo con otro hombre no lo ama porque, como en el caso del hombre, el Yo de la lascivia y los placeres siempre le mostrarán otro mejor.
El amor no compara. ama y no más.
"Así está la Humanidad", Cap. IV. V.M. Lakhsmi

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