-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar?, ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro sin mirarlo, le dijo:
-Cuanto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... - y haciendo una pausa agregó - si quisieras ayudarme tu a mi, yo podría resolver este problema con mas rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E...encantado, maestro - titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
-Bien, asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó - toma el caballo que esta allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda.