“Conducta gregaria es la tendencia que tiene la máquina humana de mezclarse con las otras sin distinción ni control de especie alguna.
Veamos lo que se hace cuando se está en grupo o entre una multitud.
Estoy seguro de que bien pocas personas se atreverían a salir a la calle y lanzar piedras contra alguien. Sin embargo, en grupo lo hacen.
Alguien puede infiltrarse en una manifestación pública y exaltarse por causa del entusiasmo.
Terminará lanzando piedras junto con la multitud, aunque después se pregunte por qué lo hizo.
El ser humano se comporta de forma diferente cuando está en grupo, y realiza cosas que nunca haría estando solo.
¿A qué se debe esto?
Se debe a las impresiones negativas a las cuales abrió las puertas. Así, acaba haciendo lo que jamás haría solo.
Cuando alguien abre las puertas a las impresiones negativas, no sólo altera el orden del centro emocional, que está en el corazón, como todavía lo torna negativo.
Cuando alguien abre sus puertas, por ejemplo; a las emociones negativas de una persona que viene llena de ira, porque alguien le causó algún daño, acaba aliándose a esa persona contra el causador del daño y se llenará de rabia también sin tener nada que ver con el asunto.
Supongamos que alguien abre las puertas a las impresiones negativas de un borracho y termina aceptando un vaso de bebida. Enseguida, acepta dos, tres… diez. Al final se emborracha también.
Supongamos que alguien abre las puertas a las impresiones negativas de una persona del sexo opuesto. Probablemente, acabará fornicando y cometiendo todo tipo de delitos.
Si abrimos las puertas a las impresiones negativas de un drogado, quién sabe terminaremos fumando marihuana o consumiendo algún tipo de entorpeciente. Como conclusión vendrá el fracaso.
Así es como los seres humanos se contagian unos a los otros dentro de ambientes negativos.
Los ladrones tornan las otras personas ladronas.
Los asesinos siempre contagian a alguien.
Los viciados contagian a los otros y se multiplican los drogados, los ladrones, los asesinos, los especuladores, etc.
¿Por qué?
Porque cometieron el error de abrir siempre las puertas a las emociones negativas.
Esto no está correcto. Seleccionemos nuestras emociones.
Si alguien nos trae emociones positivas de luz, de belleza, de armonía, de alegría, de perfección, de amor, abramos a ellas las puertas de nuestro corazón.
Sin embargo, si alguien nos trae emociones negativas de odio, de violencia, de celos, de drogas, de alcohol, de fornicación o de adulterio, ¿Por qué abrir las puertas de nuestro corazón?
¡Ciérrenlas! ¡Cerremos las puertas a las emociones negativas!
Cuando alguien reflexiona sobre su conducta gregaria, puede perfectamente cambiarla y hacer de su vida algo mejor”.
Como fue visto anteriormente, el ser humano tiene dentro de sí esta tendencia.
Eso se debe a nuestra inconsciencia y mecanicidad, que nos hace aceptar ciertas cosas automáticamente, sin analizarlas ni reflexionar sobre las consecuencias que puede haber.
Personas de buena índole acaban cometiendo graves errores en virtud de haber aceptado, aunque inconscientemente, las sugestiones negativas procedentes de otra persona o grupo de personas.
Veamos algunos ejemplos comunes de conducta gregaria:
- Cuando una persona viene a nosotros y empieza a hablar maldades sobre otra persona que también conocemos, como un compañero de trabajo, por ejemplo, y si no estamos atentos empezamos a hablar mal de esta persona también, aunque en aquel momento no tengamos nada contra ella.
- El caso de una persona que vive en un ambiente donde existen muchos criminales y permanece en ese ambiente abriendo las puertas a todas las sugestiones y emociones negativas, acaba transformándose en un criminal también. Las innumeras cárceles que existen nos muestran exactamente eso, pues sirven más como una escuela para criminales de que como centros de rehabilitación.
- Otro caso común es el comportamiento de muchos fanáticos en las canchas de fútbol, donde en grupos se envuelven en todo tipo de actitudes negativas como actos de violencia, consumo de drogas, vandalismo, etc.
- Los medios de comunicación, en especial la televisión, contribuyen mucho para incentivar la conducta gregaria, pues en varias ocasiones promueve a través de programas, películas y novelas, la distorsión de los valores morales, banalizando comportamientos antes considerados abominables, como la violencia, el adulterio, la deshonestidad, el crimen, etc.
Por eso necesitamos estar muy atentos a todo tipo de emociones y sugestiones que nos traen.
No acepte nada sin antes analizar si aquello contribuirá con algo positivo y moral en su vida.
LA REVOLUCIÓN DE LA DIALÉCTICA
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