Gnosis Trascendental TV

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miércoles, 27 de abril de 2011

LA VIDA EN EL HUMANOIDE

E
studiando las Sagradas Escrituras sabe­mos que, en el comienzo, la tierra era informe, cubierta de aguas y tinie­blas; usted dirá, querido lector, que nos estamos refiriendo al planeta Tie­rra; pues diríamos que es la rela­ción que existe entre el ser humano y el plane­ta.
Si la tierra estaba cubierta de aguas y tinieblas en su comienzo, el mismo fenómeno sucede con el hombre. En su comienzo aparece en el vientre de su madre cubierto de aguas y tinie­blas; transcurren nueve meses y ese niño nace.
En el momento de nacer empieza, ese niño, a recibir programas, o sea, a desadaptarlo de lo que para él debería ser natural.
Algunas personas opinan que lo deben amaman­tar, otras opinan que no, que le deben dar el alimento tal que es com­pleto; otras opinan que el niño debe dormir con la mamá; algunos opinan que debe dormir aparte de la mamá. ¿Qué opina de todo esto, querido lector?.
La lógica nos está enseñando que el niño debe recibir el alimento que su madre produce. Debe estar al pie de su madre para que ella (con su aura), lo proteja.
       No estamos contra los médicos, pero, naciendo el niño, empiezan a aplicarle una serie de vacunas, o sea bacterias, para
preve­nirlo de algunas enfermedades. Como dijera un gran escri­tor:  “Estamos disparando a un enemi­go que todavía no existe”, y, lo peor de todo, acostumbrando a esa criatura a depender directamente de las medicinas sintéticas, alopáticas, químicas.
Si alguien intenta hacerle un remedio natural, algunas personas se ríen porque dejamos de creer en la Madre Naturaleza y caímos ya (ciento por ciento), en manos de una ciencia que ha desplazado lo natural.
Este niño sigue creciendo (como ya diji­mos), sometido a todo un programa. Lo programa la mamá de acuerdo a su forma de pensar; lo programa el papá de acuerdo a su punto de vista; lo progra­man sus hermanos; lo programa la socie­dad y, para colmo de males, llega al colegio y a la universidad a recibir sólo programas que van quedando graba­dos en la memoria y en la mente, y el corazón, ¿qué?. Como si eso no importara, ¿ver­dad?, eso pasa a ocupar un segundo, tercer o cuarto lugar; todo el mundo le enseña para que grabe en su computado­ra: «La Mente».
Como ese niño ya está programado, no puede elegir, ni puede pensar libre­mente; entonces, por una conveniencia o imposición, tiene que aceptar la reli­gión del papá, de la mamá o del abuelo e, inclusive (en muchos casos), hemos visto que si no pertenece a deter­minada religión tampoco le permiten estudiar en un Plantel Educativo; es decir que, ese pobre niño es una marioneta maneja­da por programas; llega el momento de elegir una carrera o profe­sión y tiene, por imposición, que aceptar lo que el papá quiera que sea, la mamá o el abue­lo; no lo que él quiere ser; allí se va forman­do un verdadero títere de las circunstancias de la vida.
Querido lector, ¿qué sería de un torero que no tuviera esa vocación?, en la primera corrida se dejaría matar, ¿verdad?. Eso pasa en todas las ramas del saber. Cuando una persona ejerce una profesión que no es la que corresponde a su vocación, es un verdadero fracasa­do.
Como decíamos en el comienzo del presente capítulo, ese mundo en el comienzo estaba envuelto en aguas y tinieblas. Nosotros los esoteristas, sabemos que, de acuerdo al orden de los puntos cardinales, el Elemento Agua está en el Occidente. Cuando ese niño emerge de las aguas que son el vientre de su madre, empieza un viaje a través de la horizontal de la vida y, lógico, su meta es llegar al Oriente; pero, desgraciadamente no lo logra.

Esa criatura pasa de sus primeros años corres­pondientes a la niñez, a su segunda etapa que corresponde a la etapa desde la adolescencia hasta llegar al estado de adulto o mayor de edad. Al llegar a este punto, se encuen­tra con algo inesperado, imprevisto y, sobre todo, con una terrible inmadurez.

Me quiero referir a la actividad sexual. Yo le pregunto a usted, querido lector, ¿cuál cree usted que ha sido la preparación que este niño ha recibido de parte de sus padres, herma­nos y allegados; de parte de una religión, para enfrentar con rec­titud y volun­tad esta situación?. Por lo visto en miles de años, creo que no ha habido esta preparación.

Este hombre o mujer llega a esta etapa de su vida creído y hasta conven­cido de que su meta es conseguir una mujer para satisfacer sus placeres, reproducirse y entrar en una descen­dente, donde sólo va a dejar como re­cuerdo unos cuantos hijos, un diploma colgado en la pared y un Alma perdida.

Usted dirá que no es así, pero la vida de todos nosotros la determinan dos caminos:

§  Uno que viaja hacia la muerte y,

§  Otro que viaja hacia el cielo.

Como es apenas natural, todos creemos que vamos hacia el cielo porque Dios no nos muestra coros de Angeles llevándonos al Infierno; en cambio sí vemos a los hombres modificando las Leyes de Dios, escribiendo muchos códi­gos de ética moral y, lo peor de todo, miles de predi­cadores religiosos ven­diendo salvaciones y el pobrecito, que viaja en este camino, profun­damente convencido de toda esa farsa y mentira.

Cuando el hombre llega a la máxima expre­sión de su actividad sexual, cual­quiera entien­de que esa simiente es su semilla y esa semilla tiene dos funcio­nes definidas en nosotros:

§  Una de éllas se relaciona con el mundo en que vivi­mos y,

§   La otra función se relaciona con Dios.

Con la primera función de su semi­lla reproduce la especie, con la segun­da función de su semilla se regenera y se eleva a estados superiores de Con­ciencia.

El viaje desde Occidente hacia el Oriente, como ya dijimos, la persona lo hace por la horizontal. Al llegar al cruce de la cruz, se encuentra con el clavo de hierro que une a los dos maderos, ese clavo no es otra cosa que el Alma del Esperma Sagrado.

El hierro, simbolizando la Fragua Encen­dida de Vulcano, simbolizando a Eros, simboli­zando las fuerzas que se unen a través de esos dos maderos; es el Naci­miento interno que se va haciendo con esa semilla que regenera.

Cuando el hombre, en este proceso del trabajo en la Cruz, derrama el semen, le sucede lo de la fruta que se madura viche en el árbol, se pudre y cae al piso.
¡Qué lástima, que los religiosos no comprendan los grandes significados de la Cruz, porque así en lugar de mandar a las parejas de casados a hacer hijos para el cielo,  les
enseñarían lo que el catecismo Católico Apostó­lico y Romano enseña: “Ser castos en pensamien­tos, palabra y obra”!;  en esta forma, esas parejas, en lugar de creer que están haciendo «hijos para Dios», se harían «hijos de Dios».

Querido lector, los Misterios Crísticos fueron entregados a la Huma­nidad por el hombre más grande que ha existido, JESUS y él no los escribió en ningún pergamino, ni en ningún libro; los escribió en una Cruz.

Aunque a usted le parezca increí­ble, esa fruta que maduró y cayó podri­da al piso puede ser usted, puedo ser yo, somos todos los seres humanos que hemos fornicado, que hemos gastado nuestra simiente, y claro está, algunos dirán: “¡Yo no he hecho esto!”, pues, si no lo ha hecho en esta vida, en otras vidas pasadas, ¡sí!.

Y ese pecado original, ese Karma va con usted y no podrá elevarse si no se regenera y la regeneración, como su nombre lo dice, viene de esa energía genética sabiamente proce­sada a través de la Alquimia.

Si esta fruta maduró viche y cayó al piso porque no logró su meta espiri­tual o porque no le interesó, determina en noso­tros que seamos unos pobres humanoides domina­dos por la materia y dirigidos por una mente mecá­nica y diabólica.


V.M.L.

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