Todo estudiante Gnóstico debe comprender el cuerpo doctrinario para poderlo practicar.
La Gnosis no es una creencia, no es un dogma, ni es una filosofía convencional; ella tiene sus principios eternos basados y fundamentados en la conciencia.
La Gnosis nació con el hombre y, a través de las diferentes edades o etapas de la humanidad, se ha hecho presente para guiar, orientar y dirigir el trabajo de los sedientos de sabiduría y perfección.
Es lógico que ella no se ha fundamentado en un hombre, sino en los principios doctrinales, hacia la conquista de la conciencia del ser humano.
Cada uno de nosotros, quienes aspiramos perfeccionamiento de nuestra OBRA, debemos estar claros en que los procesos psicológicos, mentales y físicos, cada uno en su debido orden, ameritan profundos estudios, análisis y discernimientos.
Cuando se está estudiando un agregado psicológico con la finalidad de eliminarlo, es necesario hacerlo en esos tres niveles, característicos de la expresión del mismo. Ejemplo, si es un yo de ira el que se manifiesta en la parte física, esto puede ser con una palabra descompuesta, con una mirada o con un gesto, mediante el cual expresa la inconformidad que hay en el interior, proporcionada por un agregado de la ira.
El mismo agregado produce pensamientos y, si la persona está atenta a ellos comprenderá que están ligados al gesto o a la persona que lo expresó en la parte física.
En la parte psicológica el mismo agregado producirá estados emocionales, tratando de llevar a la persona a un desequilibrio con la finalidad de nutrirse de energía para seguir existiendo.
Estos estados emocionales son muy fáciles de reconocer, ya que la persona en estos momentos, por sus reacciones, normalmente busca a alguien para contarle lo que le sucede, con el objetivo de conseguir apoyo o justificación a su actitud. Si no lo hace, ésta es inducida a sumergirse en su propio país psicológico, sufriendo terriblemente por lo que le está pasando.
El ego le hace creer y sentir que es una víctima que merece consideración por parte de la otra persona que la ha herido y con la cual asocia su respectivo problema.
¿Usted cree, querido lector, que esto sea lógico o normal en una persona que tiene uso de razón, que se dice ser dueño de sí mismo?
Si observamos el problema que aquí estamos exponiendo, lo encontramos en todos los niveles sociales, indicándonos que los seres humanos, en su totalidad, estamos invadidos por una misma situación, la cual merece, como ya dijimos, verdaderos estudios y análisis de fondo para lograr que un pequeño grupo de hombres y mujeres pueda en esta época, salvarse de estos patrones y producir un cambio radical en su comportamiento y en su vida.
Es necesario que hagamos un balance diario de la conciencia; mediante esta evaluación podremos darnos perfectamente cuenta si, en verdad, estamos siendo serios en nuestro trabajo (sobre sí mismo) o si, por el contrario, seguimos viviendo una vida mecánica y repitiendo como loros la enseñanza para que otros la vivan.
Ese papel es aburrido y hasta ridículo porque lo vemos hacer a Raimundo y a todo el mundo, hablando cosas muy lindas, salvando al amigo y condenando al enemigo, como si la Ley de Dios fuera un monaguillo de determinada persona o institución.
El balance de la conciencia debe ser una auto-evaluación que la persona debe realizar diariamente, en una forma justa, para conocer y comprender cual es lo bueno y lo malo del trabajo que está realizando.
Querido hermano, quizás sea un estudiante serio y muchas veces se habrá preguntado porque su progreso espiritual es muy lento.
La practica del balance de la conciencia y de la auto- observación le van a dar la clave de sus fallas.
"Luz en las Tinieblas", V.M. Lakhsmi
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