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Pronto millones de
habitantes de África, Asia y América Latina, pueden morir de hambre. El gas que
arrojan los «sprays» puede acabar
radicalmente con el ozono de la atmósfera terrestre.
Algunos
sabios pronostican que para el año dos mil se agotará el subsuelo de nuestro
globo terráqueo. Las especies marítimas están muriendo debido a la
contaminación de los mares, esto ya está demostrado.
Incuestionablemente
al paso que vamos para finales de este siglo, todos los habitantes de las
grandes ciudades deberán usar máscaras de oxígeno para defenderse del humo.
De
continuar la contaminación en su forma alarmante actual, antes de poco tiempo
ya no será posible comer peces, estos últimos viviendo en agua así, totalmente
contaminada, serán peligrosos para la salud.
Antes
del año dos mil será casi imposible encontrar una playa donde uno pueda bañarse
con agua pura. Debido al desmedido consumo y explotación del suelo y del
subsuelo, pronto las tierras ya no podrán producir los elementos agrícolas
necesarios para la alimentación de las gentes.
El
«Animal Intelectual», equivocadamente
llamado hombre, al contaminar los mares con tanta inmundicia, envenenar el aire
con el humo de los automóviles y de sus fábricas y destruir la tierra con sus
explosiones atómicas subterráneas y abuso de los elementos perjudiciales para
la corteza terrestre, es claro que ha sometido al planeta tierra, a una larga y
espantosa agonía que indubitablemente habrá de concluir con una gran
catástrofe.