El
materialismo filosófico de Marx parte del criterio de que el mundo es por naturaleza
algo material; de que los múltiples y variados fenómenos del mundo constituyen
diversas formas y modalidad de la materia en movimiento; de que los vínculos
mutuos y las relaciones de interdependencia entre los fenómenos que el método
dialéctico pone de relieve, son las leyes con arreglo a las cuales se
desarrolla la materia en movimiento; de que el mundo se desarrolla con arreglo
a las leyes que rigen el movimiento de la materia, sin necesidad de ningún
espíritu universal.
El precedente párrafo de la filosofía
marxista, indica con entera exactitud ignorancia vergonzosa.
El espíritu universal de vida es el fuego y
la existencia de la materia con exclusión del fuego sería un absurdo.
Heraclito el gran filósofo del fuego dijo: «el mundo forma una unidad por sí mismo y
no ha sido creado por ningún Dios ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y
será eternamente un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglo a las
leyes».
Lenin al conocer esta frase de Heraclito
aceptó de hecho al espíritu universal de la vida, diciendo: «He aquí una excelente definición del
materialismo dialéctico».
Si Heraclito resucitara lo primero que haría
sería reírse del materialismo dialéctico porque Heraclito fue un filósofo del
fuego pero jamás un cerdo materialista.
Fohat es el Lápiz Philosoforum de la
naturaleza. Los Parsis adoraron el fuego y los indostanes adoran a los cuatro
señores de la llama. El fuego es sagrado en todas las grandes religiones.
El fuego es el Inri de los cristianos, el Zen de los japoneses, el Tao de
los chinos, el Quetzalcoatl de los Aztecas, el Demiurgo de los griegos, el
Júpiter tonante de los romanos.
Marx creyó debido a su ignorancia, que el
espíritu universal de vida es aquél ídolo mental que con barbas hasta el
ombligo está sentado allá arriba en un trono de tiranía lanzando rayos y
centellas contra este pobre hormiguero humano.
Se equivocó Marx porque ese ídolo
antropomórfico no es el espíritu universal de vida; si contra dicho ídolo Marx
lanzó sus pestes, pueden estar seguros los marxistas leninistas de que por
ignorancia Marx se engañó a si mismo.
El mundo es realmente una bola de fuego que
se enciende y se apaga con arreglos a leyes y no ha sido hecho por ningún Dios
ni por ningún hombre.
La inteligencia del fuego es innegable puesto
que se enciende y se apaga con arreglos a leyes; sería absurdo suponer al fuego
como un elemento sin inteligencia alguna.
Si el fuego fuera un elemento sin
inteligencia no se encendería ni se apagaría con arreglo a leyes.
Si el fuego fuera un elemento sin
inteligencia no existiría inteligencia en el mundo porque el mundo es una
cristalización de fuego.
El fuego es el espíritu universal de vida que
origina sabiamente los múltiples y variados fenómenos del mundo.
Las diversas formas y modalidades de la
materia, no existirían sin el fuego.
Los múltiples y variados fenómenos del mundo
son la resultante de los infinitos procesos del fuego.
Los vínculos mutuos y las relaciones de
interdependencia entre los fenómenos que el método dialéctico pone de relieve
son consecuencia de los distintos procesos ígneos.
Las leyes que rigen el movimiento de la
materia se desarrollan sabiamente con el fuego originándose en la dimensión
cero y desenvolviéndose en las seis dimensiones fundamentales.
Tres dimensiones son espaciales y tres
temporales. Las espaciales son longitud, latitud, altura. Las temporales son
tiempo, eternidad, y aquello que está más allá del tiempo y de la eternidad.
Existe el fuego como producto de la combustión
y existe el fuego sin combustión.
El fuego en sí mismo es multidimensional. El
espíritu universal es fuego vivo.
Las leyes que rigen el movimiento de la
materia no podrían existir sin el fuego.
Es necesario desarrollar el Sentido Espacial para estudiar los
procesos del fuego en todas las seis dimensiones básicas fundamentales del
espacio.
El fuego es lo divinal, la vida libre en su
movimiento, aquello que aun cuando lo llamemos con miles de nombres, está más
allá de todo nombre.
El fuego es Brahatma, Alá, etc. Todos los
mundos del espacio infinito, son únicamente las granulaciones del fuego.
Existe el fuego en estado flamígero, existe
el fuego en estado gaseoso, existe el fuego en estado líquido, existe el fuego
en estado pétreo.
Cuando golpeamos una piedra con un eslabón de
hierro, o contra otra piedra, vemos saltar el fuego porque éste se halla en
estado latente dentro de la piedra.
Marx fue un tremendo farsante, un espantoso
mentiroso, cuando dijo que el mundo se desarrollaba con arreglo a leyes que rigen
los movimientos de la materia sin necesidad del espíritu universal.
Ya dijimos y lo volvemos a decir que el
espíritu universal es el fuego sagrado de todas las religiones, no puede
existir el mundo sin el espíritu ígneo del universo, y como el fuego está
demostrado, Marx resulta de hecho un farsante.
Todas las religiones rinden culto al fuego,
todas en una u otra forma rinden culto al fuego sagrado.
Los místicos aspiran al advenimiento del
fuego, quieren el fuego del espíritu santo.
Los grandes iluminados saben que el fuego
sagrado es espíritu.
El adorable Dios Krishtus (Cristo) deviene
arcaicos cultos al fuego.
Las letras P (pira) y la X (cruz) significan el
jeroglífico de producir el fuego.
En la antigua Persia se adoró el fuego, el
culto al fuego en ese antiguo país es anterior a la dinastía de los
Aqueménides, mucho tiempo antes de la existencia de Zoroastro ya se adoraba el
fuego en la vieja Persia.
Los sacerdotes persas tenían una antiquísima
liturgia esotérica relacionada con el culto al fuego.
La doctrina secreta del Avesta dice que
existen distintos fuegos; el fuego del rayo que centellea en la noche terrible,
el que trabaja en el interior del organismo humano transformado en calorías, el
que se concentra en las plantas inocentes de la naturaleza, el que vomitan los
volcanes de la tierra, el que usamos para cocinar nuestros alimentos y aquél
que arde delante de Ahuramazda formando su divina aureola.
Realmente el fuego tiene muchas
modificaciones y se desarrolla en siete dimensiones perceptibles para aquél que
haya desarrollado el Sentido Espacial.
El fuego de Ahuramazda entre los Persas es
Alá, Dios, Brahatma, Inri, Zen, etc., etc., etc.
Los derviches danzantes quieren transmutar
sus secreciones sexuales en fuego vivo de tipo trascendental en fuego sólo
perceptible para aquellos que hayan desarrollado el sentido espacial.
Los derviches danzantes viven transmutando y
sublimando mediante el sentido estético, la energía creadora, con el propósito
de convertirla en fuego, (espíritu).
Los viejos sacerdotes Persas soplaban siempre
el fuego con fuelles, para no profanarlo con el hálito pecador de su humana
boca.
El fuego siempre se alimentaba con maderas
sagradas y secas, especialmente con madera de sándalo.
Los viejos persas cultivaron el fuego en
lugares completamente obscuros, templos subterráneos y lugares secretos, el
altar era siempre un enorme cáliz de metal con su pie colocado sobre la piedra
filosofal.
Dos sacerdotes cuidaban siempre el fuego,
cada uno de ellos usaba una tenaza para poner los trozos de madera, y una
cuchara para esparcir en el los perfumes.
En el Bundehesch especie de evangelio ritual
del fuego, se dice que en un aposento especial estaba el pozo del agua sagrada
donde el sacerdote se daba abluciones antes de presentarse ante el altar del fuego.
En toda Persia existen restos de templos
complicados y antecámaras donde se le rindió culto al fuego, estos restos los
hallamos hoy en día en Persépolis, en Ispahán, en Yezd, en Palmira, en Suda,
etc., etc., etc.
En toda la faz de la tierra existieron cultos
al fuego, recordemos los cultos de los aztecas, incas, indostanes, etc.
El espíritu universal es, ha sido y será
fuego vivo. Los científicos materialistas sólo conocen el fuego como producto
de la combustión, ellos todavía no conocen el fuego en si mismo, y no lo
conocerán realmente, sino cuando se tomen el trabajo de desarrollar el sentido
espacial.
Nada supo Carlos Marx sobre la filosofía del
fuego, nunca estuvo en una escuela esotérica, creyó que el espíritu universal
era el monigote aquél que muchos ignorantes pintan sentado en un trono de tiranía
y con luengas barbas blancas hasta el ombligo. Marx fue realmente un hombre muy
ignorante.
El
materialismo filosófico de Marx parte del criterio de que el mundo es por naturaleza
algo material; de que los múltiples y variados fenómenos del mundo constituyen
diversas formas y modalidad de la materia en movimiento; de que los vínculos
mutuos y las relaciones de interdependencia entre los fenómenos que el método
dialéctico pone de relieve, son las leyes con arreglo a las cuales se
desarrolla la materia en movimiento; de que el mundo se desarrolla con arreglo
a las leyes que rigen el movimiento de la materia, sin necesidad de ningún
espíritu universal.
El precedente párrafo de la filosofía
marxista, indica con entera exactitud ignorancia vergonzosa.
El espíritu universal de vida es el fuego y
la existencia de la materia con exclusión del fuego sería un absurdo.
Heraclito el gran filósofo del fuego dijo: «el mundo forma una unidad por sí mismo y
no ha sido creado por ningún Dios ni por ningún hombre, sino que ha sido, es y
será eternamente un fuego vivo que se enciende y se apaga con arreglo a las
leyes».
Lenin al conocer esta frase de Heraclito
aceptó de hecho al espíritu universal de la vida, diciendo: «He aquí una excelente definición del
materialismo dialéctico».
Si Heraclito resucitara lo primero que haría
sería reírse del materialismo dialéctico porque Heraclito fue un filósofo del
fuego pero jamás un cerdo materialista.
Fohat es el Lápiz Philosoforum de la
naturaleza. Los Parsis adoraron el fuego y los indostanes adoran a los cuatro
señores de la llama. El fuego es sagrado en todas las grandes religiones.
El fuego es el Inri de los cristianos, el Zen de los japoneses, el Tao de
los chinos, el Quetzalcoatl de los Aztecas, el Demiurgo de los griegos, el
Júpiter tonante de los romanos.
Marx creyó debido a su ignorancia, que el
espíritu universal de vida es aquél ídolo mental que con barbas hasta el
ombligo está sentado allá arriba en un trono de tiranía lanzando rayos y
centellas contra este pobre hormiguero humano.
Se equivocó Marx porque ese ídolo
antropomórfico no es el espíritu universal de vida; si contra dicho ídolo Marx
lanzó sus pestes, pueden estar seguros los marxistas leninistas de que por
ignorancia Marx se engañó a si mismo.
El mundo es realmente una bola de fuego que
se enciende y se apaga con arreglos a leyes y no ha sido hecho por ningún Dios
ni por ningún hombre.
La inteligencia del fuego es innegable puesto
que se enciende y se apaga con arreglos a leyes; sería absurdo suponer al fuego
como un elemento sin inteligencia alguna.
Si el fuego fuera un elemento sin
inteligencia no se encendería ni se apagaría con arreglo a leyes.
Si el fuego fuera un elemento sin
inteligencia no existiría inteligencia en el mundo porque el mundo es una
cristalización de fuego.
El fuego es el espíritu universal de vida que
origina sabiamente los múltiples y variados fenómenos del mundo.
Las diversas formas y modalidades de la
materia, no existirían sin el fuego.
Los múltiples y variados fenómenos del mundo
son la resultante de los infinitos procesos del fuego.
Los vínculos mutuos y las relaciones de
interdependencia entre los fenómenos que el método dialéctico pone de relieve
son consecuencia de los distintos procesos ígneos.
Las leyes que rigen el movimiento de la
materia se desarrollan sabiamente con el fuego originándose en la dimensión
cero y desenvolviéndose en las seis dimensiones fundamentales.
Tres dimensiones son espaciales y tres
temporales. Las espaciales son longitud, latitud, altura. Las temporales son
tiempo, eternidad, y aquello que está más allá del tiempo y de la eternidad.
Existe el fuego como producto de la combustión
y existe el fuego sin combustión.
El fuego en sí mismo es multidimensional. El
espíritu universal es fuego vivo.
Las leyes que rigen el movimiento de la
materia no podrían existir sin el fuego.
Es necesario desarrollar el Sentido Espacial para estudiar los
procesos del fuego en todas las seis dimensiones básicas fundamentales del
espacio.
El fuego es lo divinal, la vida libre en su
movimiento, aquello que aun cuando lo llamemos con miles de nombres, está más
allá de todo nombre.
El fuego es Brahatma, Alá, etc. Todos los
mundos del espacio infinito, son únicamente las granulaciones del fuego.
Existe el fuego en estado flamígero, existe
el fuego en estado gaseoso, existe el fuego en estado líquido, existe el fuego
en estado pétreo.
Cuando golpeamos una piedra con un eslabón de
hierro, o contra otra piedra, vemos saltar el fuego porque éste se halla en
estado latente dentro de la piedra.
Marx fue un tremendo farsante, un espantoso
mentiroso, cuando dijo que el mundo se desarrollaba con arreglo a leyes que rigen
los movimientos de la materia sin necesidad del espíritu universal.
Ya dijimos y lo volvemos a decir que el
espíritu universal es el fuego sagrado de todas las religiones, no puede
existir el mundo sin el espíritu ígneo del universo, y como el fuego está
demostrado, Marx resulta de hecho un farsante.
Todas las religiones rinden culto al fuego,
todas en una u otra forma rinden culto al fuego sagrado.
Los místicos aspiran al advenimiento del
fuego, quieren el fuego del espíritu santo.
Los grandes iluminados saben que el fuego
sagrado es espíritu.
El adorable Dios Krishtus (Cristo) deviene
arcaicos cultos al fuego.
Las letras P (pira) y la X (cruz) significan el
jeroglífico de producir el fuego.
En la antigua Persia se adoró el fuego, el
culto al fuego en ese antiguo país es anterior a la dinastía de los
Aqueménides, mucho tiempo antes de la existencia de Zoroastro ya se adoraba el
fuego en la vieja Persia.
Los sacerdotes persas tenían una antiquísima
liturgia esotérica relacionada con el culto al fuego.
La doctrina secreta del Avesta dice que
existen distintos fuegos; el fuego del rayo que centellea en la noche terrible,
el que trabaja en el interior del organismo humano transformado en calorías, el
que se concentra en las plantas inocentes de la naturaleza, el que vomitan los
volcanes de la tierra, el que usamos para cocinar nuestros alimentos y aquél
que arde delante de Ahuramazda formando su divina aureola.
Realmente el fuego tiene muchas
modificaciones y se desarrolla en siete dimensiones perceptibles para aquél que
haya desarrollado el Sentido Espacial.
El fuego de Ahuramazda entre los Persas es
Alá, Dios, Brahatma, Inri, Zen, etc., etc., etc.
Los derviches danzantes quieren transmutar
sus secreciones sexuales en fuego vivo de tipo trascendental en fuego sólo
perceptible para aquellos que hayan desarrollado el sentido espacial.
Los derviches danzantes viven transmutando y
sublimando mediante el sentido estético, la energía creadora, con el propósito
de convertirla en fuego, (espíritu).
Los viejos sacerdotes Persas soplaban siempre
el fuego con fuelles, para no profanarlo con el hálito pecador de su humana
boca.
El fuego siempre se alimentaba con maderas
sagradas y secas, especialmente con madera de sándalo.
Los viejos persas cultivaron el fuego en
lugares completamente obscuros, templos subterráneos y lugares secretos, el
altar era siempre un enorme cáliz de metal con su pie colocado sobre la piedra
filosofal.
Dos sacerdotes cuidaban siempre el fuego,
cada uno de ellos usaba una tenaza para poner los trozos de madera, y una
cuchara para esparcir en el los perfumes.
En el Bundehesch especie de evangelio ritual
del fuego, se dice que en un aposento especial estaba el pozo del agua sagrada
donde el sacerdote se daba abluciones antes de presentarse ante el altar del fuego.
En toda Persia existen restos de templos
complicados y antecámaras donde se le rindió culto al fuego, estos restos los
hallamos hoy en día en Persépolis, en Ispahán, en Yezd, en Palmira, en Suda,
etc., etc., etc.
En toda la faz de la tierra existieron cultos
al fuego, recordemos los cultos de los aztecas, incas, indostanes, etc.
El espíritu universal es, ha sido y será
fuego vivo. Los científicos materialistas sólo conocen el fuego como producto
de la combustión, ellos todavía no conocen el fuego en si mismo, y no lo
conocerán realmente, sino cuando se tomen el trabajo de desarrollar el sentido
espacial.
Nada supo Carlos Marx sobre la filosofía del
fuego, nunca estuvo en una escuela esotérica, creyó que el espíritu universal
era el monigote aquél que muchos ignorantes pintan sentado en un trono de tiranía
y con luengas barbas blancas hasta el ombligo. Marx fue realmente un hombre muy
ignorante.
El Crisro Social, Samael Aun Weor
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