Viernes Santo se encuentra lleno de elementos simbólicos escondidos en
las 14 estaciones del Viacrucis y las siete palabras. Judas, Pilatos y
Caifás, representan el mismo papel que los tres traidores que asesinaron
a Hiram Abif en las tradiciones masonas, de Hiram Abif se habla en el
primer libro de Reyes.
Judas representa al demonio del deseo,
Pilatos al demonio de la mente, que siempre se lava las manos y Caifás
al demonio de la mala voluntad. Las multitudes que gritan. Crucifícale,
no son de ayer, de un remoto pasado, ni quedaron en Jerusalén. Esas
multitudes se encuentran en la psiquis humana y constituyen el yo
pluralizado de la Psicología Gnóstica.
Según las tradiciones,
Jesús muere a los 33 años, en clara alusión a las 33 vértebras de la
columna vertebral por donde asciende victoriosa la serpiente ígnea de
nuestros mágicos poderes: el Kundalini. Es crucificado en el monte de la
Calavera, adonde debe ascender Kundalini. En lo alto de la cruz fue
escrita su causa con las siglas: INRI.
A diferencia de lo que
creen muchos, la cruz no es un símbolo de martirio, sino de creación y
nacimiento. Detrás de los palos de la cruz, lo mismo que en el cáliz y
la lanza de Longinos, se esconde un simbolismo sexual, pero de
sexualidad espiritual trascendente. Por eso las multitudes le gritan que
se baje de la cruz incitando al iniciado a que se salga de la Senda del
filo de la navaja. INRI en Alquimia significa: Ignis Natura Renovatur
Integram, el Fuego renueva incesantemente la Naturaleza.
Las
siete palabras o siete frases que pronuncia el señor en la cruz también
son profundamente significativas y se relacionan con el septenario
sagrado de teósofos y yoguis, con siete principios anímicos y
espirituales que el iniciado debe construir o realizar. Una de ellas,
enigmática por siglos es la famosa frase maya: Helí, Helí, Lamá
Zabaktani y que significa: “Ahora hundirme en la prealba de tu
presencia”.
La Gran Obra alquimista culmina con la muerte y
resurrección del Hierofante. La Gnosis enseña que el Cristo Jesús
realmente resucitó y aún conserva el mismo cuerpo físico que usó en
Tierra Santa.