Cuando el hombre se cayó, lo que perdió fue el poder de la palabra. Cuando el hombre se levanta lo que adquiere es poder en la palabra. Es necesario que el hombre conquiste, nuevamente, el poder de crear con la palabra; para esto se necesitan tres (3) Virtudes Santas:
PRIMERO: SER ALQUIMISTA.
SEGUNDO: NO MENTIR.
TERCERO NO ODIAR.
Para ser alquimista se necesita aprender a transmutar, posteriormente convertirse en un mutante tercero ser un inspirado.
SEGUNDO: NO MENTIR.
TERCERO NO ODIAR.
Para ser alquimista se necesita aprender a transmutar, posteriormente convertirse en un mutante tercero ser un inspirado.
Para transmutar hay que cambiar la forma de sentir; para ser mutante cambiar la forma de pensar; para ser un inspirado cambiar la forma de actuar.
Para no mentir, necesitamos aprender a hablar únicamente lo necesario; nos podemos comprometer en cualquier evento, más no la palabra, porque la palabra es sagrada.
Para no odiar, necesitamos comprender que todo lo que nos rodea las plantas, los animales y las personas también van en su viaje y que cada quien responderá por su camino.
Cuando nosotros odiamos a alguien, nos detenemos en el camino hacia Dios, porque nadie puede llegar a ÉL, ni por un instante, si en su camino odia a alguien.
La palabra es el resultado de una laringe que la pronuncia. En esa laringe también hay un oficiante LUCIFER o el CRISTO. No pueden estar los dos. La laringe hay que purificarla a través del fuego ígneo del Cristo, a través de la oración, a través de la mística, para que en ella se geste la VERDAD.
No olvide, querido hermano, que la VERDAD se encarna para que florezca la intuición. "NO JURAR SU SANTO NOMBRE EN VANO", nos indica que en la laringe el CRISTO enseña la VERDAD.
VM Lakhsmi
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