Han transcurrido muchísimos millones de años evolucionando e
involucionando lentamente desde la noche aterradora del pasado y todavía el ser
humano no sabe quién es, ni de dónde es, ni hacia dónde va.
Un sopor de muchos siglos pesa sobre los antiguos misterios y el
Verbo aguarda en el fondo del arca, el instante de ser realizado.
Tras de la tradición edénica hay desideratos cósmicos terribles, y
equivocaciones sagradas que espantan y horrorizan. Los dioses también se
equivocan.
Y hoy como ayer, estamos enfrentados ante nuestro propio destino.
Estamos ante el dilema del ser y del no ser de la filosofía.
Mucho se ha hablado sobre la serpiente sagrada y hoy vamos a
hablar claramente sobre el órgano kundartiguador.
Dioses y Devas, Avataras y reyes divinos, han luchado desde hace
millones de años para acabar con las consecuencias del órgano kundartiguador.
Todos los esfuerzos de los profetas, Avataras y dioses para acabar
con el desastroso resultado del órgano kundartiguador han resultado inútiles.
Es necesario saber que el órgano kundartiguador es el fuego
desarrollado negativamente; la serpiente bajando, precipitándose desde el coxis,
hasta los infiernos atómicos del hombre.
El órgano kundartiguador es la horrorosa cola de Satán en el
cuerpo de deseos de ese animal intelectual, falsamente llamado hombre.
Lo que mas duele, lo que mas lastima al alma en esto es saber que
algunos individuos sagrados le dieron a la humanidad el órgano kundartiguador.
Dicen las viejas tradiciones que durante la época lemúrica
vinieron a la tierra ciertos individuos sagrados en una astronave cósmica.
Esos individuos formaban una altísima comisión sagrada encargada
de estudiar los problemas evolutivos é involutivos de la tierra y de la
humanidad.
El arcángel Sakakí y el principal archifísico-químico-común
universal ángel Loisos, eran los dos individuos principales de esta santa
comisión divina.
Detrás de todo el drama del edén, está la sagrada comisión de seres inefables; Ellos vinieron con cuerpo
de carne y hueso y su nave aterrizo en la Lemuria, Por aquella antigua edad
comenzaba el instinto humano a desarrollarse en razón objetiva.
La altísima comisión pudo evidenciar hasta la saciedad que el
hombre edénico ya empezaba a sospechar
el motivo por el cual fue creado.
La raza Lemúrica empezaba a adivinar los motivos de su existencia,
mísera existencia, motivos mecánicos.
Cada ser humano es una maquinita que capta y transforma energías
cósmicas que luego adapta inconscientemente a las capas inferiores de la tierra. Eso... maquinitas humanas... y
nada más. ¿Qué sería del mundo sin ésas maquinitas?
EL mundo sin ese sello, sin esa fisonomía, que le da la humanidad
es algo sin motivo y lo que no tiene motivo deja de existir.
La humanidad en su conjunto es un órgano de la naturaleza, un
órgano que recoge y asimila energías cósmicas, necesarias para la marcha del
organismo planetario. Desgraciadamente
no es muy agradable ser maquina y eso es llamado hombre... eso... si, eso y
nada mas.
Cuando algún rebelde se levanta en armas contra la naturaleza,
cuando quiere dejar de ser máquina, los tenebrosos poderes lo combaten a muerte
y raros son aquellos humanos capaces de combatir a los tenebrosos, a la
naturaleza, al cosmos, etc. Y por lo común esos rebeldes capitulan.
Muchos son los llamados y pocos los escogidos, solo unos pocos
logran vencer a la naturaleza y sentarse en el trono del poder para gobernarla.
Los Lémures ya habían sospechado todo y con su instinto
comprendían que los seres humanos dejaban de nacer cuando después de haber
prestado sus servicios de máquinas a la naturaleza, se hacían perversos.
Por doquiera y en todos los rincones de Lemuria se sospechaba
instintivamente toda esta tragedia que ya quería asomarse a la razón objetiva.
La comisión sagrada después de examinar serenamente este problema,
resolvió tomar medidas cósmicas drásticas para evitar la desilusión total del
género humano y hasta suicidios en masa.
Los grandes desideratos
cósmicos están tras de Adán y Eva. La sagrada comisión está oculta tras el
drama y el escenario edénico. Todo se cumple y el hombre recibe el maldito
estigma del órgano kundartiguador.
Tiempo después... muchos siglos quizá... regresó la santa comisión
encabezada por el Archiserafín Sevohtartra dado que el arcángel Sakaki se había
convertido en uno de los cuatro tetrasustentadores del Universo.
Las tradiciones dicen que el regreso fue a los tres años justos,
empero estos tres años siempre son simbólicos.
La realidad fue que entonces después de severo examen de la
situación del archifísico-químico Ángel Loisos, destruyó el órgano
kundartiguador en la raza humana, porque esta no lo necesitaba. El ser humano
había abandonado todas sus sospechas y se había ilusionado de las bellezas de
este mundo.
Los dioses salvaron al ser humano de una gran crisis; lograron que
se ilusionara de este mundo y que viviese en él como todo un ciudadano
planetario, pero no pudieron salvarlo de las malas consecuencias del órgano
kundartiguador.
Realmente las malas consecuencias de dicho órgano se convirtieron
en hábitos y costumbres equivocadas que al irse al fondo interno de nuestra
psique, se convirtieron en el subconsciente.
El Ego o Yo psicológico es el mismo subconsciente cuyas raíces se
hallan en las malas consecuencias del órgano kundartiguador.
Mucho luchó el santísimo Ashiata Shiemash para quitarle a la
humanidad las malas consecuencias del órgano kundartiguador.
Mucho sufrió Santa Lama en el Tibet para salvar a la humanidad de
esas horribles consecuencias del mencionado órgano fatal.
Muchas amarguras pasaron Buddha, Jesús, Moisés y otros para
libertar a la humanidad de las desastrosas consecuencias del órgano
kundartiguador.
La sagrada comisión de seres inefables se echó un terrible karma
cósmico sobre sus hombros; dicho karma será pagado en el futuro Mavantara.
Escuchadme hermanos gnósticos:
Comprended que solo con los tres factores, de la revolución de la
conciencia, podéis acabar con las malas consecuencias del órgano kundartiguador. Esos tres factores son:
a) Muerte del Yo
psicológico;
b) Nacimiento del Ser en
nosotros, y
c) Sacrificio por la
humanidad.
El Yo muere a base de rigurosa comprensión creadora.
El Ser nace en nosotros con el maithuna (magia sexual)
Sacrificio por la humanidad es caridad y amor bien entendido.
Las escuelas que enseñan la eyaculación del semen aun cuando lo
hagan en forma muy mística, son realmente negras porque con esa práctica se
desarrolla el órgano kundartiguador.
Las escuelas que enseñan la conexión del Lingan-Yoni sin
eyaculación del semen, son blancas porque así sube el Kundalini por el canal
medular.
Las escuelas que enseñan a fortificar el Yo psicológico son negras
porque así se fortalecen las malas consecuencias del órgano kundartiguador.
Las escuelas que enseñan la disolución del Yo (muerte mística) son
blancas porque destruyen las malas consecuencias del órgano kundartiguador.
El órgano kundartiguador es la cola de Satanás, el fuego sexual
descendiendo desde el coxis hacia los infiernos atómicos del hombre.
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