«Los
Ignorantes ilustrados, que tanto abundan en este siglo, pueden reírse como
idiotas de lo que desconocen. Esas gentes suponen que nuestros Mantrams son
palabras sin valor alguno y que su energía se pierde en el espacio. Ellos
ignoran el valor interno de las palabras. Ellos desconocen la substancia
principal de la palabra, y por ello se ríen de nuestros
Mantrams.
En toda
palabra existe un valor externo y otro interno. Es precisamente el valor interno
la substancia principal de la palabra. El elemento interno de la palabra no se
encuentra comprendido dentro de nuestro espacio tridimensional. El elemento
interno de la palabra hay que buscarlo en el Espacio Superior
con Dimensiones Superiores a las nuestras. Nuestro espacio superior.
Así es como
llegamos a la conclusión de que nosotros no conocemos todo el espacio. Lo único
que conocemos es esa pequeña parte que puede ser medida en términos de longitud,
latitud y altura»
«El verbo
cristaliza siempre en líneas geométricas. Esto está demostrado con la cinta
magnetofónica. El discurso queda grabado en la cinta. Cada letra cristaliza en
figuras geométricas. Basta después hacer vibrar la cinta en la máquina grabadora
para que se repita el discurso».
«En el
amanecer de la vida, el Ejército de la Voz, celebró los rituales del fuego,
cantando en lengua sagrada. La gran palabra cristalizó en figuras geométricas
que se condensaron mediante la materia prima de la Gran Obra, dando origen a
todos los fenómenos de la naturaleza.
El mundo y la
conciencia son realmente el resultado de la palabra. El espacio tridimensional
es una propiedad de nuestra percepción material. Cuando mejoramos la calidad de
las representaciones, mejora también la calidad de las percepciones y entramos
en las Dimensiones Superiores del Espacio, donde el mundo tridimensional ya no
existe y sólo queda en nuestra memoria como un sueño.
Realmente, el
mundo que se presenta ante nuestra conciencia es sólo la mecánica de todas esas
causas combinadas que dan origen a una serie definida de
sensaciones.
Más allá del
mundo y de la conciencia se halla la causa principal de toda existencia. Esta es
la palabra. Es el verbo quien creó el mundo. «En el principio era el verbo y el
verbo era con Dios». «Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo
que es hecho, fue hecho». «En él estaba la vida, y en la vida era la Luz de los
hombres». «Y la Luz en las tinieblas resplandece: Más las tinieblas no lo
comprendieron»
«El
Matrimonio Perfecto», Samael Aun
Weor
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