Gnosis Trascendental TV

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lunes, 1 de abril de 2013

EL PODER DE LOS MANTRAMS

«Los Ignorantes ilustrados, que tanto abundan en este siglo, pueden reírse como idiotas de lo que desconocen. Esas gentes suponen que nuestros Mantrams son palabras sin valor alguno y que su energía se pierde en el espacio. Ellos ignoran el valor interno de las palabras. Ellos desconocen la substancia principal de la palabra, y por ello se ríen de nuestros Mantrams.

En toda palabra existe un valor externo y otro interno. Es precisamente el valor interno la substancia principal de la palabra. El elemento interno de la palabra no se encuentra comprendido dentro de nuestro espacio tridimensional. El elemento interno de la palabra hay que buscarlo en el Espacio Superior con Dimensiones Superiores a las nuestras. Nuestro espacio superior.


Así es como llegamos a la conclusión de que nosotros no conocemos todo el espacio. Lo único que conocemos es esa pequeña parte que puede ser medida en términos de longitud, latitud y altura»

«El verbo cristaliza siempre en líneas geométricas. Esto está demostrado con la cinta magnetofónica. El discurso queda grabado en la cinta. Cada letra cristaliza en figuras geométricas. Basta después hacer vibrar la cinta en la máquina grabadora para que se repita el discurso».

«En el amanecer de la vida, el Ejército de la Voz, celebró los rituales del fuego, cantando en lengua sagrada. La gran palabra cristalizó en figuras geométricas que se condensaron mediante la materia prima de la Gran Obra, dando origen a todos los fenómenos de la naturaleza.

El mundo y la conciencia son realmente el resultado de la palabra. El espacio tridimensional es una propiedad de nuestra percepción material. Cuando mejoramos la calidad de las representaciones, mejora también la calidad de las percepciones y entramos en las Dimensiones Superiores del Espacio, donde el mundo tridimensional ya no existe y sólo queda en nuestra memoria como un sueño.

Realmente, el mundo que se presenta ante nuestra conciencia es sólo la mecánica de todas esas causas combinadas que dan origen a una serie definida de sensaciones.

Más allá del mundo y de la conciencia se halla la causa principal de toda existencia. Esta es la palabra. Es el verbo quien creó el mundo. «En el principio era el verbo y el verbo era con Dios». «Todas las cosas por él fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho». «En él estaba la vida, y en la vida era la Luz de los hombres». «Y la Luz en las tinieblas resplandece: Más las tinieblas no lo comprendieron»

«El Matrimonio Perfecto», Samael Aun Weor

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