Gnosis Trascendental TV

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miércoles, 10 de agosto de 2011

EL MUNDO Y SUS SISTEMAS

En esta obra que entregamos a la Humanidad, daremos a conocer algunos aspectos que tienen relación con los  diferentes procesos de la vida, que se desenvuelven en todos los organismos y que tuvieron origen en la Creación y que a través de muchísimos procesos, han venido cubriendo todos los espacios. 

Por eso se dice, en términos esotéricos, que nada en el infinito está vacío, aunque nuestra mente y nuestra lógica racional así nos lo indique.

Para todo inquieto investigador es de suma trascendencia, comprender que por leyes divinas, estamos íntimamente relacionados con los reinos: mineral, vegetal, animal y humano. 

Con razón un sabio dice: “El hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios; pero, su mente y su psiquis, tienen mucho de animal”. 

La lógica así lo dice, porque no sería concebible que una criatura que está hecha a imagen y semejanza de Dios, tenga instintos criminales, tenga instintos pasionales..... 

Un gran humanista dice que las tradiciones humanas le dicen al “Alma” de los desencarnados “Anima” y este gran escritor complementa diciendo: “Si al final de esa palabra le ponemos «l», quedaría «animal»”. 

Es extraño y difícil encontrar en esta época una persona que acepte estas verdades, y esto tiene unas razones que podemos definir en la siguiente forma: 

PRIMERO: El ser humano se ha dado a la tarea de desarrollar el intelecto, hasta el punto de estar plenamente convencido de que con él (intelecto), encuentra la verdad, se hace consciente y por ende se conoce a sí mismo.

SEGUNDO: Todas las personas pertenecientes a tal o cual secta religiosa nos han dicho que haciendo lo que se nos enseña y se nos ordena, ya estamos salvos. 

TERCERO: Los humanos (con el perdón de usted, querido lector), estamos llenos de orgullo y de amor propio, por lo cual nos falta valor y coraje para aceptar lo que somos. Para colmo de todo esto, no queremos cumplir la Ley, ni la Voluntad del Padre; queremos violar la Ley y que el Padre haga nuestra voluntad. 

Este planeta Tierra en el cual vivimos, verdaderamente, es admirable y maravilloso: pero el mundo, que son los sistemas que lo habitan, es lo más degenerado y corrupto que se ha conocido en todas las razas que han existido. 

Los sistemas que han nacido no son malos, pero el hombre los daña; por lo tanto éstos degeneran y mueren. 

Cuando el hombre fue creado, vino con la perfección del Padre, pero al paso de los siglos, éste fue invadido por fuerzas negativas y degeneró.

Como ya dijimos, es tanto el orgullo, el amor propio y la soberbia que tenemos y que nos tienen invadidos, que no es raro ver o escuchar, por allá y acullá, que "Ya recibí a Cristo", que "Ya recibí al Espíritu Santo", haciendo creer a las pobres Almas que aspiran a la Luz, que quien hace esas prédicas ya está sentado en el trono de Dios. 

¡Pobres gentes!, no saben ni quieren saber lo que significa la Cruz; ni mucho menos lo que es: “Morir en la Cruz”. 

Decimos que los sistemas (como todo), nacen, crecen, involucionan y mueren. Lo triste de todo esto es que los sistemas, antes de morir, acaban con la fe del pueblo, acaban con la moral, acaban con la fragancia de la sinceridad. 

Resultado de todo esto: una terrible confusión, nadie cree en nadie y con justa razón. 

Como quiera que todos hablan en nombre del Creador, la pobre gente decepcionada de tanta farsa y mentira que le han enseñado y le han infundido, también deja de creer en el Creador (Dios). 

La Redención de este mundo ya es imposible, es demasiado tarde. Los religiosos se discuten al hombre queriéndole imponer sus verdades que no son tales verdades, sino dogmas y fanatismos extraídos de una mente reaccionaria y soberbia; lamentablemente se valen de las Sagradas Escrituras para imponer su propio criterio, es decir, utilizan la Palabra de Dios para destruir la Obra de Dios. 

Usted podrá comparar esto, querido lector, cuando se detenga a analizar las terribles contradicciones que aparecen por estas erradas interpretaciones. 

Igual pasa en la política, lo que uno afirma, otro lo niega; igual pasa con la justicia, si es justicia y si se aplica la misma rectitud. ¿Por qué dos personas, uno que acusa y otro que se defiende, se discuten una misma verdad?: “la inocencia y la culpabilidad”. 

En la medicina pasa igual, es decir, el mundo no cambiará porque está hecho de sistemas caducos y degenerados y lo peor es que cuentan con el apoyo y la anuencia de las masas humanas. 

Es el momento quizás más oportuno para detenernos a reflexionar en todas estas cosas y después, si le decimos un “no” al mundo, aparecerán multitudes de religiosos, de políticos, de intelectuales, en síntesis, de ignorantes que se lanzarán despiadadamente contra usted, querido lector (gritando con otros términos), pero con el mismo contenido: ¡Crucifixia!, ¡Crucifixia!, ¡Crucifixia!, o sea: ¡Muere en la cruz!.

Y, justamente, eso es lo que hay que hacer. Necesitamos que nos hagan esa sentencia para que podamos comprender que el mundo y sus sistemas no soportan, ni quieren ver a un hombre o a una mujer que quieren ser libres, que no se dejan poner el yugo que tienen los sistemas para los ignorantes y dormidos.

VM Lakhsmi