Gnosis Trascendental TV

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domingo, 27 de mayo de 2012

A LAS MADRES


He viajado por mi mundo de la mente queriendo encontrar palabras con las que pueda expresar un sentir para las Madres.
Hay muchas expresiones dignas de ellas, pero no alcanzan a llenar las exigencias que se deben tener para las Madres.
Me fui por el mundo de la imaginación y las vi rodeadas de sus hijos, de sus esposos, de sus seres queridos, pero que ninguno les daba el estímulo espiritual y humano que ellas merecen.
Muchos regalos, muchas fiestas…, pero poco AMOR.
Yo me dije: “Si la mente no tiene una respuesta para esto, si la imaginación no encuentra un lugar adecuado para ellas..., ¿dónde busco algo que congratule a esas mujeres que con tanta dedicación han legado sus vidas a la humanidad?”
¡Enigma indescifrable!, en el cual no me quedó sino un camino para encontrar esa respuesta que afanosamente yo buscaba.
Fue entonces cuando recurrí a mi mundo intuicional, buscando en aquel inmenso mundo de paradisíacas bellezas, de seres inefables, de ternura indescifrable y pregunté: “¿Qué palabras tengo para las Madres en este día?”, y que extraño fenómeno, ¡no hubo ninguna respuesta!
Quise regresarme con una frustración a mi vista, pero al salir de aquellas mansiones de mi espacio intuicional, me encontré con una anciana y me dijo: “¿Por qué te vas?” y yo con mi voz entrecortada, le contesté: “Estuve en el mundo de la mente buscando unas frases para las Madres en su día..., encontré muchas y muy bellas pero no llenaban mis aspiraciones...”
Y la Venerable anciana me dijo:
“Tienes razón, hijo mío, no quieras satisfacer a todas las Madres con la misma frase, porque ellas, entre si, no son iguales y las palabras para ellas no pueden ser iguales”.
“Yo las represento a todas ellas, por lo tanto, dime esas palabras a mí que yo, desde mi corazón, las compartiré en este día con las Madres”.
Yo, en ese momento, integrándome en mi sentir, exclamé con gran voz:
“Tú eres mi Madre, aquella mujer que me vio nacer no en esta vida sino en todas. Esa mujer que le legó el Ser”.
“Esa mujer que viéndome caído, siempre me reconoció como su hijo”.
“Esa mujer que ha acompañado a todas mis madrecitas en los dolores del parto, que les ha dado fortaleza para que me amamantaran, que les ha inspirado Amor para enseñarme y educarme, que les ha dado una ternura para cubrirme con sus afectos y caricias, que les ha inspirado, en su conciencia, valor y resignación para aceptarme como he sido”.
“Esa mujer que, viéndome prostituido, ha sembrado en mi corazón una esperanza de lograr mi Redención”.
“Esa mujer que su parecido es a todas las madrecitas que he tenido en este mundo y que sólo su esbelta belleza, ternura y Amor, puede llenar todos los vacíos que tengo en mi mente, en mis sentimientos y en mi corazón”.
“Esta insigne criatura que es capaz de renunciar a la ternura, al Amor y a la Paz de su divino esposo para estar conmigo, esperando que, en lo más profundo de mi corazón, nazca un verdadero arrepentimiento, que es capaz de hacerme renunciar a todas las vaguedades de este mundo”.
“Esa mujer es mi Madre, la Madre de todos vosotros, ¡DEVI KUNDALINI!”.

V.M. LAKHSMI DAIMON