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viernes, 13 de agosto de 2010

La Ley del Péndulo


Resulta interesante tener un reloj de pared en casa, no sólo para saber las horas sino también, para reflexionar un poco. Sin el péndulo el reloj no funciona; el movimiento del péndulo es profundamente significativo. En los antiguos tiempos el dogma de la evolución no existía; entonces, los sabios entendían lo de que los procesos históricos se desenvuelven siempre de acuerdo con la Ley de Péndulo.

Todo fluye y refluye, sube y baja, crece y decrece, va y viene de acuerdo con esta Ley maravillosa. Nada tiene de extraño que todo oscile, que todo esté sometido al vaivén del tiempo, que todo evolucione e involucione. En un extremo del péndulo está la alegría, en el otro el dolor; todas nuestras emociones, pensamientos, anhelos, deseos, oscilan de acuerdo con la Ley del Péndulo.
Esperanza y desesperación, pesimismo y optimismo, pasión y dolor, triunfo y fracaso, ganancia y pérdida, corresponden ciertamente a los dos extremos del movimiento pendular. Surgió Egipto con todo su poderío y señoría a orillas del río sagrado, más cuando el péndulo se fue al otro lado, cuando se levantó por el extremo opuesto cayó el país de los faraones y se levantó Jerusalem, la ciudad querida de los Profetas.

Cayó Israel, cuando el péndulo cambio de posición y surgió en el otro extremo el Imperio Romano. El movimiento pendular levanta y hunde Imperios, hace surgir poderosas Civilizaciones y luego las destruye, etc. Podemos colocar en el extremo derecho del péndulo las diversas escuelas pseudo-esotéricas y pseudo-ocultistas, religiones y sectas. Podemos colocar en el extremo izquierdo del movimiento pendular a todas las escuelas de tipo materialista, Marxista, ateísta, escepticista, etc. Antítesis del movimiento pendular, cambiantes, sujetas a permutación incesante.

El fanático religioso debido a cualquier acontecimiento insólito o decepción, puede irse al otro extremo de péndulo, convertirse en ateísta, materialista, escéptico. El fanático materialista, ateísta, debido a cualquier hecho inusitado, tal vez un acontecimiento metafísico trascendental, un momento de terror indecible, puede llevarle al extremo opuesto del movimiento pendular y convertirle en un reaccionario religioso insoportable. Ejemplos: Un sacerdote vencido en una polémica por un esoterista, desesperado se tornó incrédulo y materialista. Conocimos el caso de una dama ateísta e incrédula que debido a un hecho metafísico concluyente y definitivo, se convirtió en una exponente magnífica del esoterismo práctico.

En nombre de la verdad, debemos declarar que el ateísta materialista, verdadero y absoluto es una farsa, no existe. Ante la proximidad de una muerte inevitable, ante un instante de indecible terror, los enemigos de lo eterno, los materialistas e incrédulos pasan instantáneamente al otro extremo del péndulo y resultan orando, llorando y clamando con fe infinita y enorme devoción.


Capítulo V, "La Ley del Péndulo". La Gran Rebelión. 

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