Gnosis Trascendental TV

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domingo, 14 de agosto de 2011

LA VIDA: Reflexión

Querido lector, se ha detenido Usted a reflexionar, ¿dónde, en qué lugar y cuándo se originó su vida?. 
 
Quizás, usted crea que fue cuando nació en esta existencia; y eso, pues es una verdad; pero, ¿dónde estaba antes de tomar ese cuerpo físico?; ¿cómo se llamaba?; ¿quién era su padre, quién era su madre, quiénes sus hermanos?; ¿sabía usted que existía?; y, como ya dijimos, ¿en qué lugar se encontraba?....
 
¿Cree usted que los únicos que tomaron participación para su venida fueron su papá y su mamá?. Todo esto tiene su razón de ser. La unión de su papá y su mamá se hizo cumpliendo uno de los Mandatos más elementales de Dios, "que se amaran". 
 
Ese hombre y esa mujer se unieron para contribuir con un óvulo y un espermatozoide (elementos que la naturaleza utilizó para su creación), que salieron de sus organismos, emprendiendo un viaje hacia la vida, en una perfecta armonía, con dos finalidades definidas:
  • La primera, «Instinto de vivir» y,
  • La segunda «Atracción amorosa».
Supongamos que estas reglas se han cumplido; pero, sabe usted ¿qué es el pecado original, que tanto nos hablan los predicadores religiosos?. 
 
Estas personas creen que ése fue un pecado que cometieron Adán y Eva, allá en el Edén, y nosotros no negamos que así fue, pero, ¿en qué consistió esa falta?; ¿acaso no fue porque Adán y Eva, en un momento, fueron terriblemente atacados por la pasión carnal y fornicaron, o sea, derramaron el semen?. 
 
Eso originó que esa generación, ADAN-EVA, fuera echada del Paraíso y la sentencia de Dios no se hizo esperar. 
 
Para Eva, dijo Dios: “Vivirás sujeta a tu marido y parirás tus hijos con dolor", y para Adán: “Por no haber permanecido fiel a mi Mandato, ganarás el pan con el sudor de tu frente ". 
 
Pero, vale la pena que analicemos (usted y yo), ¿qué se hizo ese Adán, qué se hizo esa Eva después que Dios los echó del Paraíso?. ¿Se arrepintieron de lo que habían hecho?. ¿Dejó Eva de tentar a Adán?. ¿Dejó Adán de ser débil frente a Eva?. ¿Dejó de tentarlos la serpiente?. 
 
Querido lector, nada de eso ha sucedido. Eva sigue siendo Eva, ¡la Mujer!.; Adán sigue siendo Adán, ¡el Hombre!.; la serpiente sigue cumpliendo su misma misión, ¡la Pasión! y los tres siguen cumpliendo el mismo papel. 
 
La mujer, como elemento femenino, tentando a ese elemento masculino por una atracción muy humana y, lógico, por una emanación divina: «Amor»; pero sigue mi interrogante: Esa serpiente tentadora, o esa pasión, ¿qué papel cumple en ese hombre y esa mujer actual?; ¿llevarlos al lecho de placer, a que forniquen, a que derramen la energía sexual, a que den rienda libre a su lujuria, pero..... qué va a salir después de esta pareja, que ha fornicado en su lecho?. 
 
Pues, querido lector, lo más seguro es que de allí, de esa unión, va a aparecer una vida emprendiendo su viaje. 
 
Uno de esos espermatozoides que se derramaron en ese acto, se une con un óvulo que había madurado en la mujer, trayendo como resultado un hermoso niño o una hermosa niña para alegría de sus padres, amigos y allegados; pero, ¡qué dolor!, ¡qué sufrimiento para nosotros y para esa criatura!, pues, viene con la marca indeleble del Pecado Original. 
 
No me refiero al pecado que se originó cuando la generación Adán-Eva fornicaron, me refiero a la unión de ese hombre y esa mujer que lo hicieron fornicando igual; dando como resultado que esa criatura (que va a nacer o que ya nació), traiga la marca de nuestros antepasados y la contramarca de nuestros padres actuales. ¡Todos somos fornicarios!. 
 
En nuestra actual existencia, todos nosotros hemos sido hecho por la fornicación. Esto ha sido censurado por Dios desde la Creación, pero seguimos siendo los mismos. Muy pocos hombres en la historia se han resuelto a salir del montón, cumpliendo con esos Sagrados Mandatos: “No matar y no fornicar”. 
 
Puede ser que usted se pregunte en este momento qué relación tiene el «No matar» con el «No fornicar», y vale la pena remitirnos a esa terrible sentencia de Dios que hiciera a Adán cuando le dijo: “De todos los frutos del huerto podrás comer, menos del fruto del bien y del mal, porque el día que de él comieres, morirás”. 
 
La vida para nosotros emprende su viaje, como ya dijimos, cuando un óvulo y un espermatozoide se unen y viene la gestación, el nacimiento, la niñez, la adolescencia, la madurez, la vejez y, por lógico, la muerte. 
 
Como en tantas partes hemos dicho: “Dolor al nacer, dolor al crecer, dolor en la vejez y dolor en la muerte”; y cualquier persona, apenas razonable, dirá: “¡Pero esto es normal!”. Mas yo pregunto: “¿Es normal, por qué?”, ¡lógico!, porque así hemos visto, día tras día, vivir a la humanidad, con dolor y con sufrimiento. 
 
Nadie sabe el por qué de ese sufrimiento, el por qué de ese dolor, y lógico si nos duele la cabeza decimos que es por el dolor de cabeza; si alguien riñe con nosotros o le tenemos odio, mala voluntad, no sabemos; simplemente, no nos quieren y no los quiero más. 
 
Si es adinerado, simplemente, dice que le ha ido bien en los negocios o que ha sido inteligente; si económicamente no tiene recursos, dice que le ha ido mal o, simplemente, culpa a Dios y con eso el ser humano de todos los niveles sociales, se conforma. 
 
Esto es una lucha sin fin en la tierra. Todo el mundo quiere dejar de sufrir, pero, si no dejamos de violar la Ley, ¿cómo vamos a establecernos en otro nivel? o, ¿cómo vamos a salvarnos del rigor de la Ley?. ¡Imposible!, amigo lector. Algunos se conforman diciendo: “Al morir se acaba todo”, pero eso no es así; después de la muerte, continúa la vida en otro nivel, con otra característica, pero continúa, no podemos evitarlo hasta que regresemos a una nueva matriz. Desgraciadamente con la misma marca, «el pecado original», «hijos de la fornicación». 
 
En resumidas cuentas, otro viaje que emprende la vida con nosotros, rumbo al fracaso, ¡a la muerte!. 
 
Esto nos hace ver y entender que ya nadie puede hacer nada por nosotros. Cada persona es la que debe tratar de hacer algo por sí mismo.
 
Si hemos sido hechos por el pecado de la fornicación, dejemos de ser fornicarios, seamos castos en pensamientos, palabras y en obras como nos lo enseñan las Sagradas Escrituras y así romperemos con ese Karma que hemos venido arrastrando, vida tras vida, por el pecado de la fornicación; y así la vida y la muerte, frente a frente a nosotros, cada una de ellas, dará su veredicto. 
 
La Vida, como nosotros no la matamos, vencerá a la Muerte, y, la Muerte, respetando a la Ley, se retirará reconociendo que sí ha habido un hombre o una mujer, que, por Voluntad, por Obediencia y por Disciplina cumplió el Mandato de Dios. 
 
Sobre esa persona no caerá la Espada de la Justicia porque hizo de la Vida el refugio para nunca más morir (La Salvación).
 
VM LAKHSMI

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